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martes, 4 de enero de 2011

¿Toros sí o toros no? Pues sí pero no.

Me ha vuelto a surgir la duda sobre el polémico debate social de los toros. Os pongo en situación:

Mientras hacía uno de esos comentarios de texto de bachillerato que son como un buen plato de verduras: "Odioso amasnopoder pero muy beneficiosos". Y viendo el palo que me han dado con ellos me he tenido que poner en guardia.

Total, estoy releyándome el texto de la reputada escritora Almudena Grandes titulado "Arte" (Se ve en http://www.elpais.com/articulo/ultima/Arte/elpepiult/20100308elpepiult_1/Tes) y haciendo mi trabajo cuando me doy cuenta que tengo que escribir un "texto argumentativo" also known as opinión personal razonada, casiná, una página contándole lo que opino sobre el tema. ¡Shit! ¿Pero qué sé yo sobre ello, si no pincho ni corto? Y me puse a pensar... y esto me ha salido, sólo me gustaría que comentarais lo que pensaís sobre ello (curiosidad, ejque esto es lo que le voy a presentar a mi profe, y no sé qué tal está.)




La verdad es que mi opinión personal es un tanto peculiar, y puede resultarle extraña a más de uno. Porque intento mirar algo que concilie a los dos extremos. Estando este tema tan a la orden del día, hace tiempo que pensé en una solución que, sin hacer un gran agravio a los taurinos, también pudiese contentar a ambas partes.
Los antitaurinos piden la abolición total de la fiesta, considerándola un asesinato más que un simple crimen por no respetar los derechos de los animales. Se basan en el daño que se le hace al animal, en la tortura innecesaria que ha de sufrir para que al final acaben matándolo. Para ver un “agresivo” artículo antitaurino, pongo como ejemplo La España cañí publicado en el periódico El País en 1995. ( http://www.elpais.com/articulo/opinion/Espana/cani/elpepiopi/19950916elpepiopi_5/Tes )
Los taurinos, como hemos visto, defienden la fiesta desde los valores de tradición, popularidad, y como hemos visto, cultura. Si es parte de la cultura es ilegal abolirlo, porque sería suprimir parte del  patrimonio nacional.
Parece una utopía alcanzar un acuerdo entre las dos partes, pero mi propuesta es intentar alcanzar un delicado equilibrio entre las dos visiones enfrentadas.
Si miramos atrás, vemos que, en sus orígenes, la fiesta nació como una forma de entretenimiento. El toro va a acabar en el matadero de todas formas para servir de comida, la única diferencia es que antes se entretenían confundiéndolo antes de matarlo. Era, por decirlo llanamente, jugar con la comida. Poco a poco ese juego ha ido evolucionando hasta ser el espectáculo de nuestros días.Los todo el que defiende la fiesta debería saber que, como se menciona en La España cañí, las tradiciones cambian, y que haya seguido así durante décadas no significa que tenga que seguir así.
Por otra parte, a los antitaurinos, a pesar de sus exigencias, tampoco necesitan abolir completamente la fiesta, sólo que el animal no sufra. Y en el propio texto original, Almudena grandes decía que lo “apasionante” era ver como el hombre (que no está completamente desarmado), vence a un poderoso animal. ¿Pero y si esa victoria no conllevase la muerte del animal? Es decir, transformar el toreo en un puro espectáculo sin dañar al animal, que actualmente ya no está condenado a morir allí mismo. Rediseñar las armas para no hacer daño y que sólo se queden pegadas, perdonarle la vida al toro al acabar y otras medidas similares permitirían mantener todas las ventajas del toreo (espectáculo, mantenimiento de la especie taurina, movimiento de la economía, fama internacional…) con el beneplácito de los amantes de los animales. Similares medidas se podrían aplicar al resto de “tradiciones” relacionadas con los animales: Se puede evitar el acceso a menores a todos los sanfermines para evitar accidentes, aumentar la seguridad en las fiestas, salvaguardar la vida de los animales… pero nunca se deben prohibir un espectáculo como ese por  el riesgo de dividir a la población y el peligro de enfrentamientos. Y lo más importante, porque sería ilegal eliminar el derecho a la libertad de acción si respetan a otras personas. Y a los animales, claro.

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